¡Qué difícil es vernos como nos ven los demás!
Adquirir autoconciencia, autoconocimiento, autoliderazgo …, vernos a nosotros mismos como nos ven los demás, es el trabajo de toda una vida y además requiere valentía.
“Están estos dos peces jóvenes nadando y se encuentran con un pez más viejo que nada en el otro sentido, quien asiente con la cabeza y dice: “Buenos días, muchachos. ¿Cómo está el agua? Y los dos peces jóvenes siguen nadando un poco, y finalmente uno de ellos mira al otro y dice: “¿Qué diablos es el agua?” David Foster Wallace.
Una de las cosas más transformadora para cualquiera de nosotros es alcanzar el sentimiento de que nos ven, nos escuchan, nos entienden.
El punto de la historia del pez es simplemente que las realidades más obvias e importantes son a menudo las que son más difíciles de ver y hablar. No se trata realmente de la capacidad de pensar, sino más bien de la elección de qué pensar.
La idea de que tenemos la total libertad de elección con respecto a qué pensar puede parecernos obvia; pero reflexionemos acerca de los peces y el agua, y pongamos entre paréntesis por unos minutos nuestro escepticismo sobre el valor de lo totalmente obvio.
¿Qué se supone que significa pensar?
Descubrir la conciencia crítica sobre uno mismo y sus certezas, porque un gran porcentaje de las cosas de las que tendemos a estar automáticamente seguros son totalmente erróneas y engañosas.
Un ejemplo de la total incorrección de algo de lo que tendemos a estar automáticamente seguros: todo en nuestra propia experiencia inmediata respalda la profunda creencia de que somos el centro absoluto del universo; la persona más real, más vívida e importante que existe. Es nuestra configuración predeterminada, integrada en nuestros tableros al nacer.
Pensar es en realidad una idea profunda y seria: significa aprender a ejercer cierto control sobre cómo y qué se piensa. Significa ser lo suficientemente conscientes para elegir a qué se le presta atención y elegir cómo construir significado a partir de la experiencia.
Porque si no podemos ejercer este tipo de elección en la vida, estaremos totalmente perdidos. En el llamado mundo real de las personas, el dinero y el poder tararean alegremente en el estanque del miedo, ira, frustración, anhelo y adoración de uno mismo, como libertad de cada uno de nosotros mismos para ser señores de nuestros diminutos reinos (del tamaño de un cráneo), solos en el centro de toda la creación.
Por supuesto, hay diferentes tipos de libertad pero tal vez, la realmente importante, implique atención, conciencia y disciplina, frente a la alternativa de la inconsciencia, la configuración predeterminada, la carrera de ratas, la sensación constante de haber tenido y perdido algo infinito.
No tiene casi nada que ver con el conocimiento, y todo que ver con la simple conciencia; conciencia de lo que es tan real y esencial, tan oculto a la vista de todos a nuestro alrededor, todo el tiempo, que tenemos que recordarnos una y otra vez: “esto es agua”. ¡Esto es agua!
Es inimaginablemente difícil hacer esto, mantenerse consciente y vivo en el mundo de los adultos día tras día. Lo que significa que otro gran cliché resulta ser cierto: nuestra educación realmente es el trabajo de nuestra vida. Y comienza: ahora.
Conciencia, conocerse, vernos como nos ven los demás…. El problema es, ¿cómo te enteras?
