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Mini coaching: “Las instituciones iniciáticas y sus integrantes”

julio 11, 2023

Os ofrecemos el video de este mini entrenamiento que organizó nuestra Logia recientemente.

Entrenamiento para integrantes de instituciones iniciáticas. Suena singular, tal vez extravagante. Pero para quienes formamos parte de cualquiera de las que todavía existen, tiene significado: somos un grupo humano formado por personas muy diferentes entre sí que se reúnen para progresar, para mejorar.

Imagen: oriental33.org

Llegamos a estas instituciones tras iniciarnos y nos encontramos dentro de un grupo de personas desconocidas, que ya están “funcionando”, interactuando desde hace tiempo. No parecen un equipo ni una “congregación. ¿Qué son?

En el caso de la Francmasonería, es una Organización que está despegada de la religión y de la política, tampoco es una institución empresarial; carece de dogmas y, sin embargo, es una institución iniciática, progresiva y simbólica, dichosa con sus rituales y herramientas.

Los rituales se “trabajan” entre todos, pero las herramientas son de uso individual. Personas e individuo. ¿Cómo se compagina esto?

No solo tratando de evitar conflictos, también potenciando la diversidad, el sentimiento de pertenencia, etc. Entonces, ¿se necesita Coaching, tenemos que entrenarnos?

Esto es lo que Javier Silvestre nos explica en el Mini coaching: “Las instituciones iniciáticas y sus integrantes”, realizando un proceso reflexivo y creativo, a través del cual, como profesional, nos acompaña en los primeros pasos que nos ayudarán a vernos como equipo, no como grupo, de un modo no directivo.

Tanto a nivel individual como  acompañados por otras personas, hoy en día todavía se hacen caminatas y peregrinaciones como deporte, aventura o con un sentido religioso sin el valor de realizar una transición ni como un acto de autodescubrimiento. Se están olvidando los aspectos espirituales de las ceremonias porque parece tratarse solo de mantener tradiciones culturales. Pero los ritos siempre tuvieron la intención de ayudar a conectarnos de una manera holística, son como una caminata espiritual; el rito de iniciación consiste en emprender un viaje que nos ayude a “transformarnos”.

El Camino Lebaniego une San Vicente de la Barquera con el monasterio de Santo Toribio. Imagen: desnivel.com

El viajero está destinado a descubrirse a sí mismo. Esto no es algo fácil de hacer, por mucha instrucción o conocimiento sobre el mundo. El iniciado tiene que dedicar su tiempo a pensar y descubrirse a sí mismo, guiándose por “mapas internos” que le ayuden a encontrar el camino, su camino. Se puede decir que es un viaje de la mente por el alma con significado espiritual.

En el caso de la iniciación masónica, aunque se recibe el conocimiento de las herramientas, no se transmite el conocimiento sobre cómo usarlas en nuestro implacable hogar interior. Así que corremos el riesgo de perdernos y tal vez solo poder reencontrar el sendero si aprendemos a escuchar a los demás, sin esperar consejos ni guías.

El ritual es extremadamente especial: no es solo una forma de pasar de un tiempo a otro, sino una forma de navegar por un espacio sagrado. No se reciben las herramientas para levantar nada físico, el viaje es un mapa hablado: la experiencia de los hermanos; y un mapa tallado, el nuestro propio.

Las líneas del ritual describen áreas de importancia. Delinea los lugares interiores y elementos simbólicamente: agua, tierra, fuego, aire; oriente, mediodía …

El fin es conseguir estar espiritualmente despiertos, listos para asumir más responsabilidades y desempeñar un papel más importante en nuestras comunidades.

No todo el mundo puede comprometerse a realizar una “caminata” en el largo plazo del transcurso del resto de su vida. Esto ha dado lugar a que las ceremonias sigan siendo valiosos ritos para quienes nos iniciamos.

No estamos solos en este camino, por este motivo tenemos que convertir nuestra Logia en un equipo.