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El viaje que no es viajar

enero 20, 2023

El viaje es una alegoría y las alegorías comprenden el saber.

Johann Daniel Mylius (1585-1628)

Lo que influye en la intención simbólica de los contextos de la existencia se aleja de lo que el tiempo destruye y a la vez preserva. Como dilucidaba Walter Benjamin, la alegoría se aferra a los vestigios. Así, en nuestra re-conexión interior, en nuestro encuentro con el alma, vamos a procurar un símil de la inquietud coagulada.

Al igual que Hegel, Benjamin “tiene la esperanza de considerar a la cosa tal como es en sí y para sí. […] Pero a diferencia de Hegel, el pensamiento se echa encima de la cosa, como si quisiera convertirse en acto, olor, sabor”. Adorno,Th., “Caracterización de Walter Benjamin”.

Esta expresión de Adorno da cuenta de modo acabado aquello que intentarían mostrar las imágenes dialécticas, aquellas que nosotros consideramos umbrales y puertas potenciales para la liberación ante la inercia homogeneizante, y que activan la memoria involuntaria, fungiendo como herramientas para posibilitar un despertar.

Imagen de Benjamin y Adorno: Nick Rains

Posándonos en la imagen y en el mito, imaginamos la transmutación del amor y la transfiguración del alma. En la luz se sitúa el sumo bien y está la fuerza motriz; la luz, como sobrenombre del amor, se hace lumbre,  lucero y otros nombres, que gozan de la capacidad de salvación.

Hemos emprendido el viaje, dentro de nosotros mismos, en la parte más noble de nuestra propia naturaleza: el alma. No es la contemplación lo importante del viaje sino la introspección de la propia vida y la elevación intelectual que contribuyen a la sublimación del alma.

Desde una concepción sintáctica o fundamental, el objeto de la lógica son los cálculos. Para la concepción semántica, la lógica se encarga de la elaboración de teorías de la verdad. Para el enfoque estructural, la lógica tiene por misión establecer las propiedades estructurales de las diversas relaciones de consecuencia.

Cada época sueña la siguiente; soñemos nosotros nuestro siguiente yo: ¡viajemos hacia adentro!: el viaje que no es viajar.