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Al este del sol, al oeste de la Luna

enero 5, 2024

En la Logia y su Cuadro, en él y sobre él, aparecen simultáneamente el Sol y la Luna.

Desde el Oeste, el Sol está a la derecha y la Luna a la izquierda. Así, el Sol ilumina la Columna Sur -descubriendo el mundo que nos rodea-, y la Luna ilumina la Columna Norte -entrada al camino del conocimiento. El cambio entre noche y día es profundamente simbólico.

Como en el cuento nórdico “Al este del sol, al oeste de la Luna”, nuestra transformación se realiza con sacrificio, largos viajes, intelecto, amor y solidaridad: amor y perseverancia son de gran relevancia también en la Masonería, que ofrece no sólo el poderoso argumento de que el amor puede superar la razón, sino la esperanza de que todos podemos superarnos. Ese aspecto, este logro, es sin duda motivo del por qué las generaciones han seguido el proyecto humanista  de nuestra institución: transformarnos nosotros  para cambiar el mundo.

Tal vez la lectura actual sea escribir la historia de nuestra auto-realización, logrando cambiar el “guion” de nuestra vida…

Ilustración de Nielsen para el relato “Las tres princesas de la Tierra Blanca”, incluido en la colección de cuentos nórdicos “Al este del sol, al oeste de la luna”.

Efectivamente, el sol sale por el este y se pone por el oeste… pero sólo dos veces al año: los días de equinoccio, cuando se inician otoño y primavera. ¿Qué ocurre el resto del año? En el hemisferio norte, el punto por donde sale y se pone el Sol se desplaza hacia el sur en otoño e invierno y hacia el norte en primavera y verano. En resumen, que el sol salga por el este y se ponga por el oeste no es tan lineal como creemos.

Tampoco lo es nuestro viaje de transformación, nuestro tallado interior. Sol y luna representan la búsqueda de equilibrio y sabiduría en la vida. Opuestos complementarios, dualidad en el Universo.