=

Un mundo habitado por personas con la venda en los ojos

febrero 18, 2023

He aquí una historia sobre la venda y cómo quitársela sin perder el rumbo

Imagen: womans-soul.com

De vez en cuando encontramos, llamémosles, depresivos existenciales. Son quienes han llegado a la conclusión de que no hay explicación para la oscuridad y la confusión. Personas no satisfechas con sus “verdades” que siguen buscando.

De entre ellos destacan, llamémosles, los pastores, que plantean dispares interpretaciones, como que la gente tropieza en la oscuridad y la confusión porque es malvada y se lo merece. También dicen que estamos siendo castigados por nuestras vidas de pecado. Aún otros aseveran que las personas son necias y que este mundo es una escuela de sufrimiento destinada a enseñarles una gran lección cósmica. Además, testifican que quien no obedece ni aprende la lección, sufrirá en el fuego eterno.

Sí, la vida de los pastores, como casi la de todos los que llevan la venda en los ojos, es de sufrimiento en la oscuridad.

Y, por supuesto, existen personas que creen en los depresivos existenciales y/o en los pastores. Algunas incluso dan dinero a los rehaleros, y mucho. ¿Qué hay de malo en esto? Están desesperados por una explicación que dé sentido a la oscuridad y es lo que obtienen de sus respuestas. Pero claro, no todos se acomodan con los depresivos o los tonsurados. Los no contentos con el vacío de los depresivos y que desconfían de los ricos ordenados, hartos de la hipocresía e insatisfechos continúan buscando, hasta el día que llegan a un desierto donde, hambrientos y solos, comen de una Zarza Ardiente, y sus vendas caen: ¡De repente, ven! quienes caminaban en total oscuridad, de repente ven con plena luz: en un abrir y cerrar de ojos se les revela el mundo entero.

La zarza de Horeb, Marc Chagall

Pero las revelaciones no son algo fácil de manejar. Para los ojos acostumbrados a la oscuridad, la nueva luz es cegadora. Sin ningún punto de referencia, allá en el desierto, se sienten profetas y, confundidos y asustados, instintivamente, se vuelven a poner la venda de los ojos, para regresar a la seguridad de la oscuridad. ¿Un regreso a la seguridad anterior es posible? Incluso aquellos que no vacilan ni se vuelven locos, incluso aquellos que regresan con éxito a la oscuridad, vislumbrar algo tan diferente a lo esperado y tan diferente de lo que los pastores y los depresivos les habían transmitido, no es fácil de procesar y aterrizar.

Así que, por miedo y auto preservación, abandonan el desierto, jurando no volver jamás. Por supuesto, los profetas explotaran su “mayor conocimiento” para obtener dinero y poder sobre los demás y, como los “ordenados” que viven en sus castillos, desearán conseguir lo mismo.

Dirán al resto de los seres humanos: “seguidnos porque hemos visto la luz”. Proclamarán el “poder del ahora” y del “vive el momento”. Quienes no hayan visitado el desierto serán fácilmente deslumbrados por los atisbos parciales y la limitada “sabiduría” de los profetas. Desesperados por un significado y un propósito, les entregarán su dinero y su alma. Y, ¿quién podría culparlos? Los depresivos existenciales vieron solo un universo vacío y los sacerdotes los llamaron débiles, estúpidos y malvados, sin embargo, los profetas han visto la luz, aunque solo fuera un momento.

De aquellos que todavía siguen llevando una venda en los ojos, que no son depresivos, pastores ni profetas, algunos continúan sin buscar su propio camino, sumidos en la oscuridad. Sin embargo, otros continúan haciéndose preguntas y preguntan a los profetas: ¿qué os pasó en el desierto?

Los profetas, para proteger su privilegio, para que nadie vaya al desierto y descubra por sí mismo la verdad, les mienten: “no caminéis por el desierto, sois demasiado débiles. No comáis del arbusto, no estáis listos. Somos la simiente especial y escogida de Dios. Solo tenéis que tener fe y creer”.

Y por supuesto, estos llamémosles Librepensadores, insatisfechos con los depresivos, los sacerdotes y los profetas, van al desierto y comen de la zarza. Y aunque de manera instintiva se vuelvan a poner la venda, se acuerdan de que los profetas habían sobrevivido a esta primera “prueba”, así que no huyen.

 

Imagen: microcambios.com

Dejan a un lado sus miedos, su confusión y vuelven a comer de la zarza. Una y otra vez la venda de los ojos se les cae y van acostumbrándose a la luz, poco a poco. Después de muchas pruebas, tribulaciones y práctica, el miedo y la confusión desaparecen.

Los librepensadores intentarán compartir su conocimiento, su experiencia para que los demás también vean por sí mismos: “No temáis, comeos esta zarza. Respirad hondo y mantened la calma. Sed disciplinado y persistentes”.

A pesar del miedo, la confusión, el escepticismo y las dudas, lentos pero seguros, los Librepensadores intentan que el mundo entero se transforme.