La reversión de los derechos de las mujeres determinada por el gobierno afgano ha sumado, recientemente, la prohibición a mujeres y niñas de acceder a la educación secundaria y superior, impidiéndoles además que trabajen, siquiera en organizaciones humanitarias.
Esta discriminación dirigida y sistemática de los talibanes culmina con el confinamiento de mujeres y niñas afganas en las cuatro paredes de sus casas, aumentando los riesgos de matrimonio forzado y de menores, violencia y abusos.
Privar de su libre albedrío a las mujeres, desempoderarlas y excluirlas de todos los aspectos de la vida pública y política va en contra de las normas universales de derechos humanos consagradas en múltiples tratados internacionales.
Legalmente, los talibanes han adoptado una postura dura desde el primer día con el fin de institucionalizar su interpretación del Islam sobre cualquier tema, incluidos los derechos de la mujer. Es abrumadoramente probable que esta estrategia continúe por los senderos de la cosmovisión que mantienen contra las mujeres.
Pero, ¿Cómo pueden resistirse al borrado?
Debemos seguir amplificando sus voces, no olvidarlas, no rendirnos por mucho que nos parezca imposible poder prestarles cualquier ayuda desde donde nos encontramos.
ONGS que ayudan a las afganas:
A pesar de todos los desafíos, decidieron quedarse en Afganistán y ha podido brindar ayuda humanitaria y de emergencia a miles de familias necesitadas.
Opera en Afganistán desde 2002, sirviendo a más de 127,000 mujeres, y están allí para quedarse.
Trabaja en algunas de las regiones más remotas de Afganistán y apoya a familias que han perdido sus hogares y medios de subsistencia en toda la región.
A través de su fondo, trabaja para proteger a las mujeres transformadoras y supervivientes de la violencia de género en Afganistán.
