Cada generación se postula ante una variedad de valores y creencias que influyen en sus decisiones y comportamientos. En el mundo acelerado y globalizado de hoy, donde la difusión de la cultura y el cambio social está acelerado, es más complejo conocer los valores y creencias que definen a quienes son columna vertebral de una sociedad, ya que determinan el futuro de cualquier comunidad: los jóvenes.

¿Qué los está alejando de los sistemas de valores que alguna vez fueron dominantes?
Los jóvenes se están moviendo hacia una constelación diversa de actitudes y prácticas, como el autocuidado, la atención plena y una espiritualidad generalizada, de manera velada a nuestros ojos.
¿Qué significa este nuevo enfoque para los Millennials y Gen Zers, y cómo se desarrolla en sus vidas?
Las nuevas generaciones buscan significado, propósito y comunidad en otros lugares, y abrazan la espiritualidad, tanto individual como socialmente, de maneras que a menudo son menos estructuradas y exigentes que las tradicionales. ¿Qué está impulsando este cambio?
Parece ser que existen tres motivos clave:
- La desconfianza en la religión: mientras la espiritualidad va en aumento, los jóvenes se están dejando de asociar a una religión organizada.
- El individualismo: con la identidad cada vez más fluida y basada en el estilo de vida, muchos están evitando etiquetas, como ser miembro de una religión, que ven como demasiado restrictivas y que exigen un compromiso con el que no se sienten cómodos.
- La búsqueda de una comunidad: en un mundo cada vez más conectado y digital, las conexiones religiosas y/o espirituales ya no necesitan estar centradas en un espacio físico en particular.

Estos catalizadores reflejan un cambio social enorme, impulsado por crisis económicas recientes, “noticias falsas”, el movimiento #metoo, escándalos y una pandemia, que han alimentado la disminución de la confianza en las instituciones y figuras de autoridad que alguna vez proporcionaron un sentido de colectividad, dirección y estabilidad para muchos.
Estamos observando un enfoque de valores más individualista, de “bricolaje”, donde un creciente vacío moral está impulsando a los Millennials y Gen Zers en particular a buscar nuevas formas de alimentar sus necesidades de significado y propósito, como adoptar un papel activo en las causas y valores sociales.
Desarrollan un gran papel en la renovación del estado actual social: liderazgo, innovaciones, habilidades, etc. Están haciendo avanzar la tecnología, la educación, la política y la paz.
La juventud de hoy no está luchando contra los mismos desafíos y oportunidades que la de otras generaciones. Parece que creen firmemente que deben desarrollarse y valerse por sí mismos sin la ayuda de los demás. Están asumiendo la responsabilidad de los desafíos socioeconómicos y políticos, de la educación equitativa y del desarrollo personal.
Nuestros jóvenes son nativos digitales y estan entusiasmados buscando oportunidades en la economía digital y las start-up.
Pero, ¿qué hay dentro de sus corazones?
Hay algunos Millennials que sienten lo que denominan “FOMO”, (Fear of Missing Out): aprensión generalizada a que otros puedan estar teniendo experiencias gratificantes de las cuales están ausentes; el deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo; una preocupación compulsiva de que no perder una oportunidad de interacción social, una experiencia novedosa, una inversión rentable u otros eventos satisfactorios.
Quieren escribir libros o hacer películas; quieren enseñar arte o música; quieren unirse a una ONG o ser filántropos. Pero no pueden, o eso dicen. Necesitan el dinero y la seguridad de un trabajo bien remunerado, y quieren el prestigio y el estatus de un título universitario.
Otros no tienen ninguna motivación, se buscan constantemente a sí mismos, o son demasiado responsables y se están presionando demasiado.
Los iGens han crecido con teléfonos móviles, tenían una página de Instagram antes de la ESO y manejaban Internet sin ningún problema apenas dejaron de gatear. Pasan de cinco a seis horas al día enviando mensajes de texto, chateando, jugando, navegando, transmitiendo y compartiendo videos, y pasando el rato en línea.
La buena noticia es que los iGens están listos para trabajar duro. Son inclusivos y se preocupan por la justicia social. Y son cada vez más diversos y menos partidistas, lo que significa que eventualmente pueden insistir en sistemas más cooperativos, más justos e igualitarios.
Son una generación sin límites.