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¿Libertad o Igualdad?

febrero 10, 2023

Al hablar sobre la libertad y la igualdad deberíamos intentar superar sus términos absolutos y abstracciones puras.

Imagen: A G-T P / Facebook

Nos referimos a la libertad como al mayor grado de autodeterminación que es factible, razonable y posible en una situación concreta; salvaguardar la felicidad de las personas y proteger su personalidad sería un fin intermedio (que forma parte del bien común).

Nos referimos a la igualdad no como equidad, sino como isonomía. El establecimiento artificial de la igualdad es tan poco compatible con la libertad como la discriminación, cuya base son la codicia, el orgullo, la arrogancia y en su vértice superior reina la injusticia; para encontrar el motor impulsor del iguadad  hay que enfrentarse a la envidia, los celos y el miedo.

La mayoría de las doctrinas o ideas que escuchamos y/o leemos provienen de un caldero caótico donde se mezclan las más variadas religiones y filosofías. Si pusiéramos frente a frente, por ejemplo, a masones (deístas o no), a seguidores de Karl Barth, a vegetarianos con nociones hinduistas, a cualquier “Librepensador” o a cualquier otro “grupo social”, cada uno de ellos podría creer en la igualdad, el gobierno de la mayoría, la educación obligatoria y el “progreso”, sin dejar de convivir en el mismo “espacio ciudadano”. Aún con premisas diferentes estarían empeñados en lograr los mismos resultados a través de su proceso de “pensamiento”. Sin embargo, ¿por qué no ejercen mayor presión o casi nadie les hace caso?

Parece ser que, ahora, nuestra sociedad es puro irracionalismo, es anti- intelectual, y llega a rechazar no solo que pensemos, sino la mera posibilidad de convertirnos librepensadores.

La nube oscura del miedo corrosivo y desmoralizador, se dirige hacia todos nosotros. Deberíamos defender la libertad junto a las exigencias éticas y prácticas de nuestro tiempo. No podemos fallar a las expectativas de la humanidad.

¿Hasta qué punto somos libres? ¿No son nuestra naturaleza y nuestro fin, en sí mismos, nuestra única forma de igualdad?