La verdad tiene valor instrumental (ayuda a lograr un fin particular) e intrínseco (se considera deseable en sí misma).
Sócrates decía que la aletheia (verdad en griego) es la compresión de la frase “un deambular que es divino”. Desde Platón, muchos filósofos han hablado de la verdad y de Dios al mismo tiempo; también se ha relacionado este concepto con los de justicia, poder y libertad.
Después de su derrota en la batalla de Actium en el 31 a. C., a Marco Antonio le llegó el rumor de que Cleopatra se había suicidado y se apuñaló en el abdomen. Mas tarde, descubrió que ella había sido la responsable de difundir el rumor y murió en sus brazos.
Según el apóstol Juan, Jesús dijo a los judíos: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Pero, ¿qué pasa con la verdad? Parece que con el tiempo se ha ido enredando poco a poco un poco mas: Kellyanne Conway, consejera de Trump, fue la estratega e ideóloga de los “hechos alternativos”.
Las noticias falsas no son nada nuevo, pero Internet las ha extendido como una enfermedad, fomentando el malestar social.
Søren Kierkegaard estaba convencido:
“La verdad siempre está en la minoría, y la minoría siempre es más fuerte que la mayoría, porque la minoría generalmente está formada por los que realmente tienen una opinión, mientras que la fuerza de una mayoría es ilusoria, formada por las pandillas que no tienen opinión, y quien, por tanto, en el instante siguiente (cuando es evidente que la minoría es más fuerte) asume su opinión… mientras la verdad vuelve a recaer en una nueva minoría”.
Parece ser, entonces, una propiedad no tanto de pensamientos e ideas sino más propiamente de creencias y afirmaciones. Pero creer o afirmar algo no es suficiente para hacerlo verdadero.
Los filósofos han coincidido en que el pensamiento o el lenguaje es verdadero si corresponde a una realidad independiente.
Aristóteles: “Decir que lo que es, es, y lo que no es, no es verdad”.
Avicena: “Es lo que corresponde en la mente a lo que está fuera de ella”.
Aquino: “La adecuación de las cosas y el intelecto» (adæquatio rei et intellectus).
Michel Foucault habló no de la verdad o las verdades, sino de los “regímenes de la verdad”.
Para otros pensadores, algo solo puede ser verdadero o falso si está abierto a verificación en la teoría y en la práctica. Entonces, este “Hoy nos ineresa” de hoy no puede ser más que nuestra mejor opinión sobre este tema.
Finalmente, la verdad es constructiva y adaptativa, mientras que las mentiras son destructivas y contraproducentes. Entonces, ¿el ciclo simplemente se va a repetir, o la verdad, por fin, nos hará libres?