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La Muerte

octubre 31, 2021

¿QUÉ ES LA MUERTE?

Un proceso irreversible, un final físico, un agujero negro, un comienzo, una puerta de vuelta a casa…

Algunas personas la sienten como un hecho “bruto” que provoca una gran crisis en sus vidas. La resolución positiva del tener que enfrentarnos a nuestra muerte inevitable, debería incluir sentimientos de plenitud, paz e integridad en lugar de los de fracaso, horror y desesperación.

El alma de los iniciados en la Masonería, medita profundamente intentando alcanzar un conocimiento que transforme su propio yo. Penetramos en lo más profundo de nosotros mismos para realizar la labor oculta y misteriosa, que es trabajar la piedra para crear una nueva persona que, aunque mortal, pueda descubrir otros reinos evolutivos: transmutar la naturaleza animal a otra más elevada. El verdadero atanor, el utilizado para esta construcción, es nuestro cuerpo humano, una imagen simplificada del cosmos.

Una de las aspiraciones más importantes de los alquimistas de toda la historia, ha sido alcanzar la inmortalidad. Se trata de trascender, de que nuestras ideas y nuestras obras vayan por el mundo dejando huellas; eso parece ser que es ser inmortal: que nuestro nombre nunca deje de ser mencionado. ¿Es entrar al mundo de los inmortales entrar en el mundo de las ideas?  

¡QUEREMOS SABER!

Existe diferencia entre el conocimiento de la muerte y la verdad sobre la misma; la verdad sobre la muerte no podemos pensarla construida en lo empírico. Lo que sucede es la muerte y la esencialidad de lo empírico es la mortalidad de nuestra naturaleza humana.

¿Qué se conoce de la muerte realmente? ¿Es una idea, un fenómeno o es la verdad?

El premio Nobel de química de 1977, Ilya Prigogine, halló lo que denominó “sistemas alejados del equilibrio”, y estableció las leyes particulares de los mismos. Los seres humanos vivimos en uno de esos sistemas, también conocido como “matriz” o “cárcel del alma”.

Desde niños no se nos prepara para escuchar el sonido de nuestra alma, ni se nos ayuda a desarrollar nuestra espiritualidad fuera de un sentido religioso; así desplegamos la disonancia cognitiva, una tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones que percibimos.

Tal vez sea una evolución sin principio ni fin. Dicen que quien no resucita en vida no resucitará jamás, ni reaparecerá en planos superiores de conciencia. ¿A dónde va nuestra energía toroidal tras la muerte orgánica?

La Geometría Sagrada y la Geometría de la Coherencia del Corazón son la construcción de una teoría unificada y metafórica del orden del Universo. Somos los ladrillos de construcción del universo. La humanidad es su energía libre, y en nuestro ser están las claves, manifestándose en nuestra naturaleza sus principios, pues somos Geometría viviente.

De todas las teorías científicas del universo que emergieron del siglo XX, puede que la más relevante —y útil al ser humano— es la que dice que todo el universo está interconectado y en coherencia.

La ciencia occidental apenas reconoce la emoción coherente del corazón porque sigue anclada al paradigma mecanicista-materialista en el que se fundamenta. Para la ciencia cuántica, todo es energía, y debe abordarse como tal. Y el viejo paradigma mecanicista de la materia, es un vehículo para impedir que el ser humano pueda dar el salto cuántico que permita la ascensión a la conciencia.

Entonces ¿es un salto cuántico que supera las clásicas barreras de espacio y tiempo?

Para el paradigma de la energía, el ADN humano no sólo produce proteínas. El físico Sir Roger Penrose y el médico Dr. Hameroff establecen que la conciencia no surge de la complejidad neuronal, sino que la conciencia es todo lo que hay, y se asienta en todas las células del cuerpo.

El alma está en todo el cuerpo, está en el campo bioenergético, y a su vez el campo bioenergético está entrelazado con el vacío cuántico, es decir, con la conciencia absoluta. (Carlos Delfino, filósofo cuántico en “Libre Conciencia”).

Este paradigma, que se está difundiendo hoy en día, facilita el proceso del despertar de la conciencia, ayudando a salir de la mátrix materialista- mecanicista en que vivimos.

En física teórica existen algunos avances. Lo más impresionante de la física es que muchas veces parece magia. Pero a diferencia de ésta, sigue unas reglas muy claras: el método científico, que demuestra que los electrones pueden atravesar barreras, las partículas pueden comunicarse instantáneamente a distancia, las cosas pueden estar en varios sitios a la vez y… pues claro, también sabe hacer el truco más conocido del mundo de la magia: el del sombrero y el conejo: esto lo hace el universo continuamente en todo el espacio. El vacío es el sombrero y el conejo son todas las partículas conocidas: electrones, positrones, muones, kaones… todas. Es decir, el sombrero del universo tiene un doble fondo de donde saca continuamente partículas de la nada. ¿Pero cómo puede ser esto posible, tener algo de la nada? ¿Y cómo conserva la    energía? Es el principio de incertidumbre. (bigvanciencia.com).

El último cambio de paradigma archiconocido desencadenó el marco conceptual de la radiación de Hawking o el principio holográfico, la propuesta teórica más hermosa y desarrollada del intelecto humano. No sabemos a ciencia cierta que sea correcta, pero desde hace 20 años ocupa el podio de la investigación en gravedad cuántica y, de hecho, fue lo que dio el mayor empujón a la famosa teoría de cuerdas (aunque no depende de ella).

¿Y si todo el universo está entrelazado?… obviamente nunca controlaremos todas las variables en un experimento cuántico, porque el resultado puede depender de cosas que pasen en Alfa Centauri o más lejos.

La muerte, el vacío cuántico,… ¡pero si LA NADA NO ESTÁ VACÍA!

Todo lo que puede ser, ya habrá sido y lo será de nuevo una infinidad de veces. Nuestro eterno retorno podría confirmarse de este modo, puesto que cualquier cosa compatible con un Universo, sencillamente va a ocurrir tarde o temprano y además, lo hará exactamente igual una infinidad de veces, y otra infinidad de veces lo hará con ligeras variaciones.

Es decir, que de ser todo esto cierto, habremos vivido y viviremos situaciones muy similares a esta, pero con pequeñas fluctuaciones cuánticas, que provocarán acontecimientos ligeramente distintos: determinada fluctuación podría conllevar un cambio mayor, no pudiendo dudar de que si el “yo” de todas esas infinitas vivencias, es el mismo “yo” de nuestro ser presente, porque habríamos de tener en cuenta que lo que se llama “yo” surge meramente de la computación neuronal eléctrica del cerebro, y puesto que dicha computación será idéntica en cada una de esas realidades repetidas, no cabe duda de que sí, será ese yo el que repita nuestro ser por toda una eternidad.

La verdadera identidad de uno mismo no puede descubrirse en el mundo físico.

La certeza de la muerte y el landmark de la inmortalidad del alma, constituyen la base de la búsqueda iniciática de la Masonería tradicional: parece ser que la verdadera maestría es la que se logra traspasando las puertas de la muerte, es decir, en el “paso al Oriente Eterno”.

Nos recuerda María Zambrano, hablando de la muerte, que: “se trata de la conversión del hombre concreto y real, sujeto, por tanto, del conocimiento, en objeto del mundo inteligible; el contemplador se transforma en objeto de contemplación…”.

ORIENTE ETERNO, QUÉ NOMBRE TAN SIMBÓLICO Y POÉTICO PARA UN ESPACIO MITOLÓGICO.

Lo más difícil ya pasó, era nacer.

Si quieres saber más:

“Las honras fúnebres masónicas. Origen, ritos y símbolos”, Oscar Rivero Fadrique (La Casa del Libro, inmosver.com, Amazon, …).