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La cooperación

febrero 24, 2022

La capacidad de cooperar de los seres humanos hace que nuestro propio comportamiento social sea particularmente desconcertante desde una perspectiva evolutiva.

Imagen: scientificworldinfo.com

Filósofos y psicólogos teorizan sobre si las actividades cooperativas se caracterizan por objetivos compartidos con los que los participantes se comprometen a través de la capacidad de comprender las intenciones de los demás.

Surge alguna duda con este enfoque de la cooperación: la suposición de que los procesos mentales son necesarios para participar en la acción cooperativa. Si lo son, entonces, ¿cómo, por ejemplo, los niños pre verbales pueden involucrarse en intercambios cooperativos?

Definir la cooperación como el resultado de dos mentes descontextualizadas que leen las intenciones del otro, evita reconocer la importancia de la historia y la experiencia personal y relacional de los participantes.

La cooperación no es solo una actitud individual hacia el otro, o una parte intrínseca de cualquier interacción, porque puede darse aunque no existan habilidades comunicativas complejas.

Laland. Brueghel

La cuestión entonces no es si uno es capaz o no de leer las intenciones del otro, sino qué se necesita para participar en una acción conjunta.

La cooperación es la actividad consistente en “actuar trabajando juntos con un fin o propósito común o el mismo, (Tuomela, 2000, p. 3).

Es una forma de participar en la creación del sentido de los demás, a través de la cual podemos formar una meta o propósito juntos mientras interactuamos. No es una habilidad que pueda faltarnos sino una forma de estar con los demás que es posible aprender.

Entonces aprender a cooperar se vuelve comprensible como un aspecto importante del desarrollo típico y atípico.