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Entre el sueño y la ruina existe un espacio híbrido

diciembre 10, 2023

Cuando el insomnio pasa, volvemos a ser ciudadanos nocturnos del Ensueño.

Obra de Juan Alió

Estudiando los inicios de la Francmasonería, me encontré con la Sociedad de la Niebla, una supuesta institución secreta a la que pertenecieron presuntamente y sin atestiguar, Cervantes, Alejandro Dumas o Julio Verne. A través de la naturaleza pretendieron el conocimiento de Dios, siguieron los pasos de la masonería, de la filosofía aristotélica y fueron incondicionales del libro “El sueño de Polífilo” de Francesco Colonna (1499).

También denominado la “Hypnerotomachia Poliphili”, su personaje recorre, en sueños, distintos espacios caracterizados por la presencia de culturas pretéritas representadas, fundamentalmente, a partir de sus lenguas y de sus creaciones arquitectónicas. De allí que su recorrido onírico pueda pensarse como un viaje hacia la Antigüedad.

Es uno de los libros impresos más curiosos y enigmáticos de todos los tiempos. Oculta una rara hermosura y un apasionado anhelo de perfección, sabiduría y belleza absolutas, bajo el signo del Amor. Desde el mismo siglo XVI, se ha visto rodeado del aura del esoterismo: uno de los libros más atractivos del Renacimiento, salido de una imprenta ilustre y hermoseado con abundantes y preciosas xilografías, todavía está hoy envuelto en misterios. Parece ser un injerto de poema alegórico de estirpe medieval y enciclopedia humanística de vocación totalizadora, al contener una ingente amalgama de conocimientos arqueológicos, epigráficos, arquitectónicos, litúrgicos, gemológicos y hasta culinarios.

Folios k5v-k6r – The first triumph

Conecta con Petrarca, y su anhelo de “volver a la antigüedad”, una de las premisas del Renacimiento europeo, precipitando así descubrimientos simultáneos que sólo se habían hecho de manera fragmentada anteriormente. Descubre cuán radicalmente se diferenciaba la Antigüedad clásica de la era cristiana; advierte con más claridad que sus predecesores cómo los rasgos particulares de una sociedad determinada en un determinado momento, forman una constelación característica, comprendiendo más claramente el sentido filológico del anacronismo…

Sin embargo, para el fraile véneto F. Colonna, no hay sentido del anacronismo: lo antiguo y lo moderno vuelven a aproximarse. Aún más: la antigüedad –que recrea la narración y la serie de 171 xilografías  a ella asociadas– adquiere la fisonomía de un sueño: consta de dos libros que relatan un sueño que acontece dentro de otro sueño. En este marco onírico, por un lado, Polifilo inicia la búsqueda de su amada Polia. Hallada Polia, los amantes inician un viaje conjunto, de reencuentro, celebración y consagración del Amor. Por otro lado, recorre en su sueño distintos espacios caracterizados por la presencia de culturas pretéritas representadas, fundamentalmente, a partir de sus lenguas y de sus creaciones arquitectónicas. De allí que su recorrido onírico pueda pensarse como un viaje hacia la antigüedad.

Las ruinas

El primer encuentro de Polifilo con el mundo antiguo es a través de la percepción de un imaginario cuya totalidad perteneció a otro tiempo y del que sólo han quedado vestigios.

El texto de Colonna puede ubicarse dentro de una constelación de producciones humanistas del siglo XV, en las que la ruina ocupa un lugar central, empezando por una de sus fuentes principales: el tratado de arquitectura de Leon Battista Alberti, “De re aedificatoria”, publicado póstumamente en 1485, donde la ruina se presenta como uno de los motores que llevan a Alberti a emprender la escritura de la obra. Disgustado por el estado de los edificios antiguos, incita a aprender de ellos “como si de profesores se tratara”; aparecen como un modelo vivo, que no sólo provoca una mirada melancólica sino que invita a una acción reparadora, dejando de lado la perspectiva histórico- arqueológica.

La consideración histórica de las ruinas, de acuerdo con Burke, comineza con Petrarca: “Al contrario que los autores medievales, Petrarca no daba por supuestas las ruinas de Roma. Fue el primer anticuario moderno, en el sentido de alguien a quien interesa la reconstrucción del pasado a través de sus restos físicos”.

Polifilo vuelve a dormirse y durmiendo se ubica en un espacio en ruinas, donde destaca la naturaleza avanzando sobre los trozos del mundo antiguo y delatando la intrusión del presente “vivo”. Dos personajes observan esta “intrusión”: el protagonista, cuyas ropas raídas contrastan con una armadura de guerrero apoyada sobre un árbol; y una loba que remite a la “Divina Comedia de Dante”. La armadura se halla en directa relación con la “lucha de amor en sueños” que tendrá que emprender el peregrino en el viaje que está por iniciar. La loba, por su parte, dialoga con Polifilo vagando en una selva oscura, también de reminiscencia dantesca. El entorno vegetal expresa, finalmente, las posibilidades de atravesar con éxito el camino que el peregrino está por emprender, a través de dos palmeras (“símbolo elegido para representar la victoria”): “aquí se presentó a mis ojos un alegre palmeral, con las hojas apuntadas y lanceoladas de tanta utilidad para los egipcios”.

En esta obra, la ruina expresa también la mutabilidad y fugacidad de las cosas humanas, erigiéndose, de forma simultánea, como un objeto digno de contemplación en sí mismo.

En el primer caso, la ruina –que delata el efecto del tiempo sobre el espacio– aparece en el Sueño como una forma apta para presentar historias desdichadas con las que, naturalmente, entra en comunión. Este es el caso del Polyandrion, el cementerio donde yacen los amantes infelices, los muertos por amor.

La ruina, finalmente, se presenta como un objeto de veneración en sí mismo, en tanto fragmenti nobili que ha resistido el paso del tiempo.

Es invitado a contemplar estos fragmentos por su amada, que reconoce su amor por las obras antiguas. La ruina en la obra tiene valor en sí misma (en tanto proporciona placer), presentándose al mismo tiempo como síntoma de una carencia. Esta carencia expresa el carácter fugaz de los emprendimientos humanos, dando lugar también al ensamblaje de elementos heterogéneos, a la creación de una nueva antigüedad.

La Antigüedad como sueño

Polifilo accede al mundo antiguo, quitándole su estatuto histórico: nada es tan propio de los sueños como sustraerse a las leyes del espacio y no obrar bajo las coordenadas del tiempo.

En su Comentario al Sueño de Escipción de Cicerón, Macrobio distingue cinco variedades principales de sueños, remitiéndose a los antiguos, “pues los antiguos han definido y regulado la profusión de imágenes que confusamente nos invaden mientras dormimos”.  Estos son el somnium (sueño enigmático), la visio (visión profética), el oraculum (sueño oracular), el insomnium (ensueño) y el visum (aparición). En esta clasificación, el sueño oracular (oraculum), la visión profética (visio), y el sueño propiamente dicho (somnium) son aquellos que tienen una proyección en el futuro. Particularmente, la visión (visio) anuncia lo que sucederá tal cual había aparecido en sueños, en cambio el somnium “oculta con símbolos y vela con enigmas la significación incomprensible sin interpretación de aquello que muestra”.

Para Sinesio de Cirene el género de sueños más común y frecuente es el enigmático, al que es necesario aplicar el arte interpretativo.

Poliphili participa en las categorías: insomnium¸visum y somnium, aunque existe ensueño cuando actúan las pasiones: sucede que se perciben unas imágenes que no expresan una predicción de futuro, sino una rememoración de la realidad.

Cuando Polifilo se sumerge en el sueño, el escenario cambia y comienza su viaje. Transita este primer visum que lo deposita en una selva oscura, para luego volver a dormirse. Existe un espacio de transición: cuando se halla en un espacio natural, en donde la vegetación, y los animales conviven con ruinas que remiten al mundo antiguo. A partir de este momento, la antigüedad ingresa en lo que está soñando Polifilo, adoptando el lenguaje del sueño. Esta construcción onírica de la antigüedad puede explicar, en parte, la evocación, en términos arquitectónicos y lingüísticos, de una antigüedad plural, conformada por distintos retazos de civilizaciones antiguas.

El somnium de carácter alegórico contiene elementos que deben ser rigurosamente interpretados para cobrar su justo valor en la realidad del que los sueña. Pero en el ámbito del sueño, la interpretación se presenta para Polifilo como un fenómeno difícil, y no siempre concluyente. De hecho, en el texto de Colonna se expresa la separación entre el sueño y la realidad, a partir de la puesta por escrito de lo soñado, y la recurrencia a la memoria para tal propósito. Es “consciente del tesoro de la sabiduría que le ha sido dolorosamente revelada en la visio in somniis”, haciendo referencia (como su título) al carácter ilusorio de las cosas. El carácter fugaz/vano de la vida/ sueño,  en este sentido, se encuentra también en la remisión a las estructuras arquitectónicas pertenecientes a poderosas civilizaciones antiguas que han devenido ruinas. Pero, ¿de qué Antigüedad nos habla Polifilo?

Una Antigüedad híbrida

En esta obra no hay una sola antigüedad ni tampoco se trata de la recuperación de tiempos y espacios singulares con sus peculiaridades geográficas, culturales, y lingüísticas. En el amplio y confuso espacio del sueño del enamorado, la antigüedad egipcia, griega y romana se condensa en edificios y lenguajes que van surgiendo, sin conformar una ciudad, un estilo, una lengua. Polifilo camina entre estos mundos antiguos, admirados e inaccesibles, por su condición fragmentaria, pero también extrañada. Se trata en efecto de la evocación de una antigüedad híbrida, conformada a partir de diversos espacios y culturas de la antigüedad, por un lado, y de la superposición de elementos antiguos y modernos, por el otro.

De acuerdo con Alberti, el arte de la construcción, según enseñan los monumentos antiguos, siguió un desarrollo progresivo, que tuvo su juventud en Asia, su florecimiento en Grecia y alcanzó su maduración en Italia.  Para Colonna no existe una antigüedad específica, sino una antigüedad general, fuera de la geografía y de la historia, casi metafísica, de la que no está ausente una antigüedad moderna, pensada con elementos del 400. En su traslado por distintos espacios, se adentra en tiempos pretéritos, pero en su intento por representar el pasado en términos del presente lo traspone no a una época remota, sino a un lugar distante, que existe a partir de la superposición de elementos de distinta naturaleza (híbridos), y la fusión de diferentes culturas (sincretismo).

Imágenes y texto trabajan en este sentido combinando construcciones antiguas y modernas ubicadas en un espacio y tiempo que es otro e irreal. Esta peculiar representación de la antigüedad encuentra un correlato en la pregunta que se hace una y otra vez en el texto, en función de su extravío espacial y espiritual. Este peregrino se enfrenta a la tarea de decodificar una antigüedad híbrida, construida sobre la base de sincretismos diversos. Desde este punto de vista, la reconstrucción histórico-arqueológica de la antigüedad cede lugar a la aglomeración de imágenes oníricas que remiten a un pasado transfigurado. La memoria se vuelve para recordar y apuntar lo soñado, dando nacimiento a la novela cuyo acompañamiento visual se torna indispensable para comprender el contenido onírico, construido sobre la ausencia de linealidad.

Como Dante, o Petrarca, en su ascensión al Monte Ventoso, para Polifilo el horizonte espacial alude al horizonte espiritual. Pero su inquietud ante la ausencia de referencias espaciales adquiere otra dimensión. La antigüedad es un espacio híbrido y en cierta medida indescifrable, dominado por la invención, antes que por el redescubrimiento.

Texto basado en el estudio de Mariana Sverlij.