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El odio colectivo

septiembre 22, 2023

¿Es el odio más potente que el amor a la hora de dar algunas personas sentido a su vida?

Hazel Massery gritándole a Elizabeth Eckford en una muestra de odio racial en 1957

Quizás el odio sea más fácil o seguro porque es menos vulnerable que el amor, además de que puede ser una poderosa fuerza motivadora: tener un propósito claro contra un enemigo vale la pena; en otras palabras, llena la vida de significado.

El odio, frente a la mera aversión, hacia entidades colectivas  (instituciones, grupos) está vinculado a la amenaza. Es una falla en la mediación entre similitud y diferencia, cercanía y separación, aislamiento y conexión, al mismo tiempo que dichos grupos aspiran a ser incluidos y reconocidos como parte de la humanidad.

El odio también puede inspirar significado a la vida al influir en los estados motivacionales vinculados a la coherencia y la intimidación. La coherencia implica tener una visión predecible del mundo, libre de amenazas e incertidumbres.

Imagen: Myriam Dib

Puede aumentar el significado de la vida al ofrecer la visión simplista del mundo de “nosotros contra ellos” / “nosotros o ellos“.

El odio, en contraposición al mero disgusto -no gustar-  ciertas entidades colectivas, intensifica los sentimientos relacionados con anhelos, determinación y entusiasmo.

Han vuelto a surgir recientemente plataformas ultraderechistas que vuelven a vincular al demonio y al mal con la orden francmasónica. También intentan vincular cualquier mal o supuesta degradación de los valores occidentales con chivos expiatorios de colectivos vulnerables o minorías como judíos, musulmanes, inmigración o Lgtbi.

El odio y el mal revelan una relación compleja: si el primero nos informa sobre lo que es malo, entonces ¿cómo puede ser malo sentir odio? No es una pregunta sino una paradoja. Nos informa  y, sin embargo, está mal sentirlo.

Esto podría ayudar a explicar por qué la gente se siente infinitamente atraída por el conflicto o “la lucha por luchar”.

Cada vez hay más odio dirigido hacia colectivos por personas o instituciones en el “poder”. Y sin embargo, la maldad está en declive: