Los masones no celebramos los solsticios por razones astronómicas, ni en recuerdo de un rito pagano.

El solsticio de invierno, es para nosotros un momento de máxima espiritualidad: representa el comienzo del descenso del espíritu a la materia. Este descenso es fundamentalmente un acto de entrega, servicio y creación, porque el descenso de la Luz a la oscuridad es aquello por lo que se crean y mantienen todas las formas nuevas. En el momento en que la luz física está en su punto más débil, la Luz espiritual del Amor y la generosidad alcanza su punto máximo.

Es la importancia del dar, siendo tanto un símbolo del don fundamental de la Luz y del sol, aspecto práctico de nuestra supervivencia y prosperidad como seres humanos.

Esta iluminación del sol comienza a ser más fuerte tras el solsticio de invierno gradualmente, ayudándonos a marchar desde la oscuridad hacia la Luz del Interior para enfrentar una nueva ronda cíclica en nuestro viaje: la existencia.

Hablamos de la luz que brilla en la oscuridad. La Luz del sol brilla en la materia y convierte la oscuridad del barro y la piedra en las hermosas complejidades de la Vida.

El sol como sus representantes idealizados en sus diversas formas antropomorfizadas, pueden servir para encarnar e informar a la humanidad sobre la naturaleza de la Luz espiritual: como es arriba, es abajo, es dentro.

Cuando ingresamos en la Logia, ingresamos al Templo de la Mente. La verdad y la sabiduría forman parte de la luz.

El concepto de luz o la palabra misma ha ocupado desde tiempos inmemoriales, una posición dominante en las filosofías, religiones y órdenes místicas antiguas.

El Sol impregna toda la base de la Masonería, tanto que a los masones se les ha llamado los Hijos de la Luz.

A lo largo de los siglos, la verdad se ha ocultado bajo símbolos y, a menudo, bajo una sucesión de alegorías, donde un velo tras otro debía ser atravesado antes de que la Luz fuera alcanzada y la verdad revelada.

La Iniciación procura una perspectiva diferente, haciéndonos ver las cosas bajo una nueva luz, a un nivel más profundo. A esto lo llamamos “iluminación”. Sin embargo, la “iluminación” no es inmediata. Requiere compromiso, diligencia, estudio serio y reflexión tranquila.

La Logia Arte Real os desea un feliz solsticio de invierno 2021