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Afganistán: un año de dolor

agosto 8, 2022

La justicia social está muy lejos cuando el terreno es fértil para fomentar la violencia contra las mujeres.

Mujeres vestidas con burka caminan por una calle en la ciudad de Ghazni, en la provincia de Ghazni, Afganistán, el 15 de noviembre de 2021. © 2021 HECTOR RETAMAL/AFP vía Getty Images.

 

“Necesitaba ser la voz de millones de mujeres que clamaban por su libertad. Enfrenté la oposición de mi familia y amenazas de muerte de los talibanes. Las demandas de las mujeres no son un proyecto, sino una realidad obstinada. En el estado actual de Afganistán, la mujer es la única voz que clama contra la opresión y los crímenes de los talibanes. Hoy, todo el mundo sabe que, si Afganistán tiene futuro, será construido por mujeres luchadoras.

Ha pasado un año desde el inicio de la batalla civil que libramos las mujeres contra las prácticas y la ideología de los talibanes. Durante este tiempo he sido detenida y torturada, mis amigas han sido asesinadas, hemos recibido amenazas, pero nunca retrocedimos. Cada día que pasa, la lucha de las mujeres cobra más sentido y se vuelve más coherente. Que la sociedad, en nuestro país, y en el resto del mundo, crea en la poderosa resistencia de las mujeres afganas es uno de nuestros mayores logros”. Nayera Kohistani (Kapisa, Afganistán, 1994) docente y activista por los derechos de las mujeres.

La valentía de estas mujeres para exigir sus derechos es sorprendente: la suya es una lucha en medio de desafíos inimaginables. Lo que estamos presenciando hoy en Afganistán es la opresión institucionalizada y sistemática de las mujeres y niñas.

El puente de salida no puede construirse con los esfuerzos de unos pocos. Defender los derechos humanos y la dignidad humana de todas las afganas y afganos es un compromiso de todos urgentísimo.